Diario Bekia Galicia
31-7-08
Por fin salimos para Galicia! El día es espléndido y
las perspectivas para la travesía son estupendas. El Klein ha
salido primero y nos marcará el rumbo. Al final sólo
podemos ir dos tripulantes de todo el grupo. Hora: 10:30.
Sopla viento sur rolando a oeste, 11 nudos. Guiados por la emoción
del momento salimos a todo trapo, desoyendo la recomendación
de Natxo de dar un rizo al génova. Lógicamente el mar
se encarga de poner las cosas en su sitio, y a la altura del cajón
viene una racha de 25 nudos que nos hace orzar de una forma
sonrojante para unos marineros como nosotros… en fin, ya
estamos avisados!
Todo el día vamos ciñendo contra vientos del oeste casi
perfectos, 270º con un abanico desde 11 hasta máximas de
20 nudos. La navegación se hace incómoda y decidimos
poner 1 rizo a la mayor y subir las revoluciones del motor. Hay mar
de fondo de entre 1 metro y 2 metros, y los pantocazos empiezan a ser
frecuentes por la tarde.
Por babor vemos pasar paulatinamente la costa de Cantabria…
esto marcha!!
Es nuestra primera travesía de varios días, y aún
por la tarde seguimos encontrando huecos para todo lo que hemos
traído y preparándonos para nuestra primera noche de
navegación, guardias,… El termo de café está
bien cargadito, por si acaso.
La noche transcurre sin problemas, siguiendo las luces del Klein que
nos abre paso entre la maraña de barcos pesqueros que están
en faena. Bueno, se me olvidaba el respostaje de gasoil en marcha,
con algún que otro vertido sobre las mangas de la chaqueta de
Gore-tex de Iñaki que sujeta con confianza ciega el embudo…
El amanecer llega rápidamente y con indicios de otro día
memorable de navegación.
El día es más tranquilo y cálido… estamos
iniciando Agosto y el verano promete.
Por la tarde llegamos a Cudillero, un pequeño pero precioso
pueblo pesquero encajonado en un valle que casi cae verticalmente al
mar. La entrada al puerto de Cudillero requiere mucha atención
y templanza, sobre todo en marea baja y con algo de mar de fondo
Norte…
Aquí nos está esperando Asier con su familia ( .-------
= ) Nos ayuda con el fondeo, menos mal ¡! y luego nos remolca
con su zodiac hasta el puerto demostrando una fuerza considerable.
Han venido desde Lekeitio y nos juntaremos a ellos para incrementar
los integrantes de la flotilla. En el puerto brindamos por la buena
travesía hecha y por las que están por llegar.
Por nuestra parte estamos agradecidos de poder pisar tierra firme,
porque al final han sido 29 horas ininterrumpidas de navegación
y todavía notamos el vaivén del barco sentados en la
terraza del bar.
Nos preparamos para una buena cena en los atrayentes restaurantes del
pueblo y dejamos los barcos únicamente para dormir y reponer
fuerzas. El plan es fantástico!
2-8-08 ( tercer día de navegación )
Hemos salido de Cudillero con rumbo 305º para ir de través
al viento y no pillar el mar de frente ( marejada en condiciones, con
olas de 2 metros y más ).
A las 11:30 cambiamos rumbo 288º para coger a Natxo. Después
tomaremos un rumbo de unos 275º para pasar el cabo de Estaca de
Bares.
Viento constante 270º W de unos 11 nudos, aunque Natxo dice que
más al norte ha caído.
17:18. El viento de 17 nudos nos está abatiendo mucho, por lo
que tenemos que cambiar el rumbo. Finalmente iremos a Vivero, pasando
por la punta Roncadoira.
Vamos ciñendo a rabiar, con mar de fondo casi de proa. Hacemos
algunos bordos para evitar ir aproados contra el mar y
afortunadamente obtenemos nuestra recompensa, navegación
espléndida y una manada de delfines que nos brindan una
coreografía sobre las olas espectacular.
Hay unas rocas cerca de la costa que tendremos que pasar bien al
Norte, justo antes de punta Roncadoira ( Cangrejeiros y Farallones ).
El plan para entrar a Viveiro parece fácil, viendo la carta y
el portulano no debería haber problemas. No obstante la
precaución siempre hay que tenerla al alcance de la mano. Es
día de marea viva y los bordos y el disfrute de la travesía
hacen que lleguemos de noche a un puerto que no conocemos. Donde pone
dos luces verdes vemos tres y ya nos descoloca, así que
aminoramos marcha para asegurar. El canal es sumamente estrecho con
esta marea y la mejor y casi única opción es por la
izquierda, porque el centro cala muy poco, no más de 1 metro
por debajo de la orza. Luego un giro rápido de 90 grados a
babor y ya entramos a puerto.
Natxo nos está esperando en el pantalán y se ofrece
amablemente para atracar el barco. No es que no confíe en
nuestras aptitudes, dice, pero como propietario del barco es lógico
que lo quiera cuidar bien... Aceptamos con gusto, porque dos barcos
de casi 50 pies enfrentados en ambos lados de la calle del pantalán
hacen de esta maniobra una buena prueba de pilotaje para verdaderos
profesionales, sobre todo de noche y Natxo nos demuestra que está
sobrado!
Por la mañana, tras un buen desayuno, descubrimos la belleza
de Viveiro y su puerto.
Viveiro bien merece la pena la visita. Es un pueblo con mucha vida,
atractivo y con encanto, marcha,…. Reponemos fuerzas y moral
muy rápidamente en los bares, terrazas y pubs nocturnos. La
travesía discurre según el plan inicial, lo cual es
perfecto!!
Nos da tiempo para hacer turismo y también para limpiar y
arranchar el barco y cargarlo de provisiones para los próximos
días. Las bicicletas plegables resultan ser una idea genial
para moverse por el pueblo y para hacer recados.
4-8-08:
Con pena por dejar este puerto tan hospitalario, salimos de Viveiro a
las 10:30 con rumbo a Cariño. Sobre las 12:00 nos aproximamos
a Estaca de Bares.
La mar estaba en calma en la ría de Viveiro, pero en la
entrada ya sube el mar y hay olas de unos 2 metros. El viento sopla
del NW 310º con fuerza 5 nudos.
Hemos seguido al Klein por babor y nos hemos abierto un poco para
dejar a sotavento la punta.... por si acaso, ya que sopla viento N.
Pasamos a media milla de los islotes Los Siguelos y del islote
Estanquín ( imagen siguiente, distancia entre líneas de
la rejilla geográfica = ½ milla ).
El rumbo a Cariño desde aquí es directo, 245º y el
poco viento hace que probemos suerte con la pesca, a ver si cambiamos
el menú diario.
En Cariño fondeamos en medio del puerto, entre la flotilla de
veleros y barcos de pesca. El fondeo agarra a la primera, pero luego
descubriríamos el porqué de tanta eficacia. De momento
nos viene bien para poder darnos rápidamente un chapuzón
y comer. En el Klein están ya preparando el aperitivo.
En Cariño vamos a estar unos cuantos días, y aunque es
un pueblo pequeño es muy acogedor. El restaurante cercano a la
planchada es sorprendente, con buen pescado y marisco. No en vano la
lonja de pescado está próxima.
También aquí nos arreglan el motor del fueraborda, en
un taller de motos del centro del pueblo, realizando una muy buena
reparación.
Otra cosa fantástica de Cariño es la pesca. Lubinas,
chicharrillos, verdeles y chipirones se ven a decenas por todas
partes. Una larga de fila de lugareños sentados al borde del
muelle aprovecha las primeras horas de la noche para probar suerte
con los chipirones. Nosotros trataríamos de imitarles, pero
con más suerte por el día que por la noche.
Se nos une el Altair, otro barco de Getxo Kaia, patroneado por Mikel.
Junto con el Geure Ametsa formamos una flotilla de lo más
variopinta. Además vienen por carretera Begoña, la
mujer de Natxo y otra pareja que subirán al Klein.
El 6 de Agosto por la tarde salimos hacia Cedeira. Ya por la mañana
nos ha tocado bucear para soltar el ancla de un barco francés
que se había enganchado a las estachas del fondo y que no
podía levar el ancla. A pesar de se agosto y de llevar traje
de neopreno de 3 mm, tras 20 minutos de buceo el cuerpo se
entumece... Por la tarde le pasa lo mismo al Klein y afortunadamente
tienen una botella de aire comprimido a bordo, pues esta vez la
profundidad del enganche hace que en apnea no podamos soltar el
ancla. Esta maniobra nos retrasa más de lo previsto y además
se ha levantado viento del Oeste con rachas de 20 nudos que
dificultan las maniobras en un fondeo tan restringido.
Cuando salimos de Cariño y bordeamos el Cabo Ortegal las nubes
son realmente amenazadoras… El viento definitivamente ha
saltado y se mantiene en 15 nudos con rachas de hasta 20, del oeste
280º. La borrasca causante del mismo se ve claramente en la
predicción de Ugrib.
Llegamos a la ría de Cedeira de noche, con un buen chubasco.
Hay unas rocas en mitad de la ría que hay que conocer y
esquivar con cuidado. Asier, del Geure Ametsa, nos está
esperando en su fueraborda, aguantando el chaparrón a las 12
de la noche, para indicarnos el mejor sitio de fondeo. Nunca te
estaremos suficientemente agradecidos, pues la noche es cerrada y
todos los barcos fondeados ya son pardos!! El viento y las olas que
se mantienen activas toda la noche me despiertan más de una
vez y comienzo a soñar con garreos y barcos que encallan en la
playa… Afortunadamente el fondeo aguanta bien y el Bekia se
mantiene en el mismo sitio donde lo habíamos fondeado sólo
unas cuantas horas antes.
Cedeira es un pueblo suficientemente grande y con muchas
distracciones, pero los días transcurren grises y lluviosos,
así que decidimos marcharnos rumbo a la ría de la
Coruña y de Ares. Repostamos agua en el muelle de pesca y
zarpamos rumbo a Ares, el que sería nuestro último
trayecto en dirección Oeste.
La salida de Cedeira es más fácil de día que la
entrada de noche. No obstante vigilamos las rocas a nuestro babor,
mientras salimos por el centro con rumbo 330º.
El día es de nuevo espléndido, despejado y con vientos
del oeste de 8 a 10 nudos. Vamos tres barcos en paralelo Altair,
Klein y Bekia. El Geure Ametsa, tras deshacerse de una estacha que se
ha enganchado en la hélice, nos alcanzará justo en la
llegada a Ares.
Pasamos el cabo Prior y a nuestro babor aparece la entrada para el
puerto de el Ferrol, con un nuevo dique que están construyendo
justo delante de una cantera que agota el monte cercano.
Por estribor, a lo lejos, se divisa La Coruña y de entre todos
los edificios sigue destacando, a pesar de los cientos de años
transcurridos desde su edificación, la torre de Hércules.
La
ría de Ares es el lugar tranquilo y soleado que estábamos
buscando, con playas y calas bordeando una bonita ría que se
extiende por el sur hasta
Sada y por el Suroeste hasta La Coruña.
Decidimos que es lugar adecuado para pasar un buen puñado de
días de merecido descanso.
El tiempo nos acompaña, las playas son fantásticas y
los restaurantes que jalonan el paseo marítimo al borde de la
playa están a la altura del entorno. Son unos días de
felicidad total. Además coincide con las fiestas de Ares y los
peques de Asier disfrutan a tope con las barracas.
Hay aviso de que se acerca una borrasca, así que decidimos
atracar en la marina de Ares. Desde el Bekia vemos en primera línea
la procesión de la Virgen.
Se acerca el momento de la despedida, pues las borrascas se suceden y
tenemos que elegir bien el día de nuestra partida para
coincidir entre dos. Esperamos encontrarnos con el Geure Ametsa en
próximas travesías, pues desde luego nos han
proporcionado momentos inolvidables. Buena proa a todos los titanes!!
El 13 de Agosto ya tenemos todo listo para zarpar de vuelta a casa.
Bego y Malu nos han preparado un bol gigantesco de ensaladilla rusa y
una tortilla de patatas para la travesía de vuelta, que
esperamos hacer del tirón. La verdad es que los días
anteriores también nos han cuidado muy bien… La
elección del día de partida ha llevado bastante tiempo
y análisis de los partes meteorológicos, pues las
borrascas comienzan a ser más frecuentes de lo que era
previsible para esta época del año. Finalmente nos
decidimos por olas en lugar de viento, así que intentaremos
coger el tren de olas que ha dejado la última borrasca y poner
distancia suficiente con respecto a la que viene a continuación.
El viento ha caído desde los 25 nudos que se anunciaban al
paso de la borrasca. El mar de fondo que deja es de unos 3 – 4
metros… en fin, esperamos haber tomado una buena decisión.
Tenemos el barco cargado hasta los topes de agua, gasoil y comida
para la travesía.
Las primeras horas de navegación son incómodas, pues el
parte se ha cumplido y el mar de fondo del Noroeste tiene un tamaño
considerable. El peor bordo viene cuando lo encontramos del través
y de repente nos encontramos con nuestras tres Marías que nos
obligan a virar para remontar la pared de agua que se levanta por
babor. Después de esto el mar baja, pero el viento se mantiene
constante, soplando esta vez a nuestro favor.
Pasamos el Cabo Ortegal y Estaca de Bares con 11 nudos de viento
portante de 270º y con un mar que ha bajado hasta 1 metro. La
elección ha sido buena. Ponemos orejas de burro para tratar de
arrancar hasta el último newton de fuerza al viento, pues no
tenemos spinaker ni genaker.
El Bekia avanza confiado con medias de 6 nudos, una buena velocidad
con respecto a lo que habíamos conseguido en los días
anteriores. El sol acompaña y la travesía se convierte
en un placentero paseo por la costa Cantábrica.
El viento sigue soplando del oeste y sube hasta 13 – 14 nudos.
El cielo nos regala unos atardeceres espectaculares.
El segundo día de navegación continúa con
vientos de 14 a 18 nudos portantes, del O –NO y marejada con
mar de fondo de aproximadamente 1 metro y el Bekia avanza
rápidamente, tras la estela del Altair y del Klein. Una
borrasca avanza aún más rápidamente hacia
nosotros y queremos llegar a Bilbao antes de que nos atrape.
El atardecer de este día es también espectacular, con
unas nubes altas que pueden indicar vientos fuertes. La predicción
por Internet es clara, rachas de 25 a 30 nudos a la altura del Cabo
de Ajo y después nos alcanza el primer frente de la borrasca.
El pronóstico se cumple y nos vemos forzados a reducir velas,
poniendo dos rizos tanto en mayor como en génova. Aún
así tenemos tiempo para sacar fotos y comenzar a recoger el
barco, puesto que tenemos previsto llegar de madrugada a Bilbao.
La velocidad de los tres barcos es ahora superior a 7 nudos y las
millas hacia nuestro destino desparecen rápidamente bajo
nuestra proa.
El Altair nos adelanta por estribor, haciendo un último
esfuerzo por llegar a puerto antes de que le alcance el grueso de la
borrasca. Luego le vemos desaparecer junto al Klein por debajo de una
nube amenazadora y premonitoria. Nosotros no podemos avanzar más
deprisa, así que nos preparamos para lo que venga por detrás.
Al norte de Islares comienza a soplar con fuerza otra vez el viento,
con rachas de 25 nudos y comienza un aguacero que no nos dejará
hasta llegar a Getxo. La velocidad del barco comienza a subir hasta
los 8 nudos, luego 9 nudos y finalmente 10 nudos, con una máxima
registrada de 10,41 nudos. La noche es cerrada, el aguacero se
intensifica, las olas crecen y el viento arrecia hasta los 30 nudos,
por lo que nos vemos obligados a aproarnos y arriar todo el trapo,
para entrar a motor. Las luces de alcance del Altair nos han guiado
todo este tramo, ayudándonos enormemente en la navegación
nocturna. Ha sido todo un lujo, muchas gracias Mikel. Un par de
mercantes que justo salen ahora de Bilbao nos recuerdan que no todo
es diversión en el mar y que no debemos bajar la guardia, y es
que en el fragor del chubasco nos hemos concentrado casi
exclusivamente en luchar contra el viento y arriar las velas.
Poco a poco, en la oscuridad de esta noche lluviosa, vemos aparecer
las luces familiares de Getxo-Kaia, que nos indican el camino hasta
nuestro pantalán. Desafortunadamente nuestro periplo veraniego
ha concluido y esta traca final ha sido como un saludo de despedida
del Cantábrico, recordándonos que es él el que
pone las reglas y marca los tiempos de nuestros viajes. Será
un hasta pronto, puesto que este viaje sólo ha acrecentado
nuestras ansias por seguir navegando.
Quiero agradecer desde aquí enormemente a Natxo, de Naútica
Getxo y a Roberto, de Sotavento, por su confianza en nosotros para
poder realizar esta travesía y por dotarnos de todo el equipo
necesario para lograrlo.
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