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Martes, 19 de Marzo de 2024
Travesias Maritimas
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Diario Bekia Galicia

31-7-08

Por fin salimos para Galicia! El día es espléndido y las perspectivas para la travesía son estupendas. El Klein ha salido primero y nos marcará el rumbo. Al final sólo podemos ir dos tripulantes de todo el grupo. Hora: 10:30.







 

Sopla viento sur rolando a oeste, 11 nudos. Guiados por la emoción del momento salimos a todo trapo, desoyendo la recomendación de Natxo de dar un rizo al génova. Lógicamente el mar se encarga de poner las cosas en su sitio, y a la altura del cajón viene una racha de 25 nudos que nos hace orzar de una forma sonrojante para unos marineros como nosotros… en fin, ya estamos avisados!

Todo el día vamos ciñendo contra vientos del oeste casi perfectos, 270º con un abanico desde 11 hasta máximas de 20 nudos. La navegación se hace incómoda y decidimos poner 1 rizo a la mayor y subir las revoluciones del motor. Hay mar de fondo de entre 1 metro y 2 metros, y los pantocazos empiezan a ser frecuentes por la tarde.







 

Por babor vemos pasar paulatinamente la costa de Cantabria… esto marcha!!

Es nuestra primera travesía de varios días, y aún por la tarde seguimos encontrando huecos para todo lo que hemos traído y preparándonos para nuestra primera noche de navegación, guardias,… El termo de café está bien cargadito, por si acaso.

La noche transcurre sin problemas, siguiendo las luces del Klein que nos abre paso entre la maraña de barcos pesqueros que están en faena. Bueno, se me olvidaba el respostaje de gasoil en marcha, con algún que otro vertido sobre las mangas de la chaqueta de Gore-tex de Iñaki que sujeta con confianza ciega el embudo…

El amanecer llega rápidamente y con indicios de otro día memorable de navegación.








El día es más tranquilo y cálido… estamos iniciando Agosto y el verano promete.

Por la tarde llegamos a Cudillero, un pequeño pero precioso pueblo pesquero encajonado en un valle que casi cae verticalmente al mar. La entrada al puerto de Cudillero requiere mucha atención y templanza, sobre todo en marea baja y con algo de mar de fondo Norte…








Aquí nos está esperando Asier con su familia ( .------- = ) Nos ayuda con el fondeo, menos mal ¡! y luego nos remolca con su zodiac hasta el puerto demostrando una fuerza considerable. Han venido desde Lekeitio y nos juntaremos a ellos para incrementar los integrantes de la flotilla. En el puerto brindamos por la buena travesía hecha y por las que están por llegar.

Por nuestra parte estamos agradecidos de poder pisar tierra firme, porque al final han sido 29 horas ininterrumpidas de navegación y todavía notamos el vaivén del barco sentados en la terraza del bar.







Nos preparamos para una buena cena en los atrayentes restaurantes del pueblo y dejamos los barcos únicamente para dormir y reponer fuerzas. El plan es fantástico!


2-8-08 ( tercer día de navegación )

Hemos salido de Cudillero con rumbo 305º para ir de través al viento y no pillar el mar de frente ( marejada en condiciones, con olas de 2 metros y más ).

A las 11:30 cambiamos rumbo 288º para coger a Natxo. Después tomaremos un rumbo de unos 275º para pasar el cabo de Estaca de Bares.

Viento constante 270º W de unos 11 nudos, aunque Natxo dice que más al norte ha caído.








17:18. El viento de 17 nudos nos está abatiendo mucho, por lo que tenemos que cambiar el rumbo. Finalmente iremos a Vivero, pasando por la punta Roncadoira.

Vamos ciñendo a rabiar, con mar de fondo casi de proa. Hacemos algunos bordos para evitar ir aproados contra el mar y afortunadamente obtenemos nuestra recompensa, navegación espléndida y una manada de delfines que nos brindan una coreografía sobre las olas espectacular.






 









Hay unas rocas cerca de la costa que tendremos que pasar bien al Norte, justo antes de punta Roncadoira ( Cangrejeiros y Farallones ).











 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

El plan para entrar a Viveiro parece fácil, viendo la carta y el portulano no debería haber problemas. No obstante la precaución siempre hay que tenerla al alcance de la mano. Es día de marea viva y los bordos y el disfrute de la travesía hacen que lleguemos de noche a un puerto que no conocemos. Donde pone dos luces verdes vemos tres y ya nos descoloca, así que aminoramos marcha para asegurar. El canal es sumamente estrecho con esta marea y la mejor y casi única opción es por la izquierda, porque el centro cala muy poco, no más de 1 metro por debajo de la orza. Luego un giro rápido de 90 grados a babor y ya entramos a puerto.

Natxo nos está esperando en el pantalán y se ofrece amablemente para atracar el barco. No es que no confíe en nuestras aptitudes, dice, pero como propietario del barco es lógico que lo quiera cuidar bien... Aceptamos con gusto, porque dos barcos de casi 50 pies enfrentados en ambos lados de la calle del pantalán hacen de esta maniobra una buena prueba de pilotaje para verdaderos profesionales, sobre todo de noche y Natxo nos demuestra que está sobrado!










 

Por la mañana, tras un buen desayuno, descubrimos la belleza de Viveiro y su puerto.








 

Viveiro bien merece la pena la visita. Es un pueblo con mucha vida, atractivo y con encanto, marcha,…. Reponemos fuerzas y moral muy rápidamente en los bares, terrazas y pubs nocturnos. La travesía discurre según el plan inicial, lo cual es perfecto!!








 

 

 

Nos da tiempo para hacer turismo y también para limpiar y arranchar el barco y cargarlo de provisiones para los próximos días. Las bicicletas plegables resultan ser una idea genial para moverse por el pueblo y para hacer recados.


4-8-08:

Con pena por dejar este puerto tan hospitalario, salimos de Viveiro a las 10:30 con rumbo a Cariño. Sobre las 12:00 nos aproximamos a Estaca de Bares.

La mar estaba en calma en la ría de Viveiro, pero en la entrada ya sube el mar y hay olas de unos 2 metros. El viento sopla del NW 310º con fuerza 5 nudos.

Hemos seguido al Klein por babor y nos hemos abierto un poco para dejar a sotavento la punta.... por si acaso, ya que sopla viento N.

Pasamos a media milla de los islotes Los Siguelos y del islote Estanquín ( imagen siguiente, distancia entre líneas de la rejilla geográfica = ½ milla ).











 

El rumbo a Cariño desde aquí es directo, 245º y el poco viento hace que probemos suerte con la pesca, a ver si cambiamos el menú diario.



















 

En Cariño fondeamos en medio del puerto, entre la flotilla de veleros y barcos de pesca. El fondeo agarra a la primera, pero luego descubriríamos el porqué de tanta eficacia. De momento nos viene bien para poder darnos rápidamente un chapuzón y comer. En el Klein están ya preparando el aperitivo.

En Cariño vamos a estar unos cuantos días, y aunque es un pueblo pequeño es muy acogedor. El restaurante cercano a la planchada es sorprendente, con buen pescado y marisco. No en vano la lonja de pescado está próxima.

También aquí nos arreglan el motor del fueraborda, en un taller de motos del centro del pueblo, realizando una muy buena reparación.







Otra cosa fantástica de Cariño es la pesca. Lubinas, chicharrillos, verdeles y chipirones se ven a decenas por todas partes. Una larga de fila de lugareños sentados al borde del muelle aprovecha las primeras horas de la noche para probar suerte con los chipirones. Nosotros trataríamos de imitarles, pero con más suerte por el día que por la noche.







Se nos une el Altair, otro barco de Getxo Kaia, patroneado por Mikel. Junto con el Geure Ametsa formamos una flotilla de lo más variopinta. Además vienen por carretera Begoña, la mujer de Natxo y otra pareja que subirán al Klein.

El 6 de Agosto por la tarde salimos hacia Cedeira. Ya por la mañana nos ha tocado bucear para soltar el ancla de un barco francés que se había enganchado a las estachas del fondo y que no podía levar el ancla. A pesar de se agosto y de llevar traje de neopreno de 3 mm, tras 20 minutos de buceo el cuerpo se entumece... Por la tarde le pasa lo mismo al Klein y afortunadamente tienen una botella de aire comprimido a bordo, pues esta vez la profundidad del enganche hace que en apnea no podamos soltar el ancla. Esta maniobra nos retrasa más de lo previsto y además se ha levantado viento del Oeste con rachas de 20 nudos que dificultan las maniobras en un fondeo tan restringido.

Cuando salimos de Cariño y bordeamos el Cabo Ortegal las nubes son realmente amenazadoras… El viento definitivamente ha saltado y se mantiene en 15 nudos con rachas de hasta 20, del oeste 280º. La borrasca causante del mismo se ve claramente en la predicción de Ugrib.




















Llegamos a la ría de Cedeira de noche, con un buen chubasco. Hay unas rocas en mitad de la ría que hay que conocer y esquivar con cuidado. Asier, del Geure Ametsa, nos está esperando en su fueraborda, aguantando el chaparrón a las 12 de la noche, para indicarnos el mejor sitio de fondeo. Nunca te estaremos suficientemente agradecidos, pues la noche es cerrada y todos los barcos fondeados ya son pardos!! El viento y las olas que se mantienen activas toda la noche me despiertan más de una vez y comienzo a soñar con garreos y barcos que encallan en la playa… Afortunadamente el fondeo aguanta bien y el Bekia se mantiene en el mismo sitio donde lo habíamos fondeado sólo unas cuantas horas antes.

Cedeira es un pueblo suficientemente grande y con muchas distracciones, pero los días transcurren grises y lluviosos, así que decidimos marcharnos rumbo a la ría de la Coruña y de Ares. Repostamos agua en el muelle de pesca y zarpamos rumbo a Ares, el que sería nuestro último trayecto en dirección Oeste.

La salida de Cedeira es más fácil de día que la entrada de noche. No obstante vigilamos las rocas a nuestro babor, mientras salimos por el centro con rumbo 330º.

El día es de nuevo espléndido, despejado y con vientos del oeste de 8 a 10 nudos. Vamos tres barcos en paralelo Altair, Klein y Bekia. El Geure Ametsa, tras deshacerse de una estacha que se ha enganchado en la hélice, nos alcanzará justo en la llegada a Ares.









Pasamos el cabo Prior y a nuestro babor aparece la entrada para el puerto de el Ferrol, con un nuevo dique que están construyendo justo delante de una cantera que agota el monte cercano.







 

Por estribor, a lo lejos, se divisa La Coruña y de entre todos los edificios sigue destacando, a pesar de los cientos de años transcurridos desde su edificación, la torre de Hércules.

La ría de Ares es el lugar tranquilo y soleado que estábamos buscando, con playas y calas bordeando una bonita ría que se extiende por el sur hasta

 

 

 

 

 

 

Sada y por el Suroeste hasta La Coruña. Decidimos que es lugar adecuado para pasar un buen puñado de días de merecido descanso.






El tiempo nos acompaña, las playas son fantásticas y los restaurantes que jalonan el paseo marítimo al borde de la playa están a la altura del entorno. Son unos días de felicidad total. Además coincide con las fiestas de Ares y los peques de Asier disfrutan a tope con las barracas.








Hay aviso de que se acerca una borrasca, así que decidimos atracar en la marina de Ares. Desde el Bekia vemos en primera línea la procesión de la Virgen.








Se acerca el momento de la despedida, pues las borrascas se suceden y tenemos que elegir bien el día de nuestra partida para coincidir entre dos. Esperamos encontrarnos con el Geure Ametsa en próximas travesías, pues desde luego nos han proporcionado momentos inolvidables. Buena proa a todos los titanes!!










El 13 de Agosto ya tenemos todo listo para zarpar de vuelta a casa. Bego y Malu nos han preparado un bol gigantesco de ensaladilla rusa y una tortilla de patatas para la travesía de vuelta, que esperamos hacer del tirón. La verdad es que los días anteriores también nos han cuidado muy bien… La elección del día de partida ha llevado bastante tiempo y análisis de los partes meteorológicos, pues las borrascas comienzan a ser más frecuentes de lo que era previsible para esta época del año. Finalmente nos decidimos por olas en lugar de viento, así que intentaremos coger el tren de olas que ha dejado la última borrasca y poner distancia suficiente con respecto a la que viene a continuación. El viento ha caído desde los 25 nudos que se anunciaban al paso de la borrasca. El mar de fondo que deja es de unos 3 – 4 metros… en fin, esperamos haber tomado una buena decisión.

Tenemos el barco cargado hasta los topes de agua, gasoil y comida para la travesía.








 

Las primeras horas de navegación son incómodas, pues el parte se ha cumplido y el mar de fondo del Noroeste tiene un tamaño considerable. El peor bordo viene cuando lo encontramos del través y de repente nos encontramos con nuestras tres Marías que nos obligan a virar para remontar la pared de agua que se levanta por babor. Después de esto el mar baja, pero el viento se mantiene constante, soplando esta vez a nuestro favor.










Pasamos el Cabo Ortegal y Estaca de Bares con 11 nudos de viento portante de 270º y con un mar que ha bajado hasta 1 metro. La elección ha sido buena. Ponemos orejas de burro para tratar de arrancar hasta el último newton de fuerza al viento, pues no tenemos spinaker ni genaker.









El Bekia avanza confiado con medias de 6 nudos, una buena velocidad con respecto a lo que habíamos conseguido en los días anteriores. El sol acompaña y la travesía se convierte en un placentero paseo por la costa Cantábrica.

El viento sigue soplando del oeste y sube hasta 13 – 14 nudos. El cielo nos regala unos atardeceres espectaculares.















 

El segundo día de navegación continúa con vientos de 14 a 18 nudos portantes, del O –NO y marejada con mar de fondo de aproximadamente 1 metro y el Bekia avanza rápidamente, tras la estela del Altair y del Klein. Una borrasca avanza aún más rápidamente hacia nosotros y queremos llegar a Bilbao antes de que nos atrape.








 

El atardecer de este día es también espectacular, con unas nubes altas que pueden indicar vientos fuertes. La predicción por Internet es clara, rachas de 25 a 30 nudos a la altura del Cabo de Ajo y después nos alcanza el primer frente de la borrasca. El pronóstico se cumple y nos vemos forzados a reducir velas, poniendo dos rizos tanto en mayor como en génova. Aún así tenemos tiempo para sacar fotos y comenzar a recoger el barco, puesto que tenemos previsto llegar de madrugada a Bilbao.







La velocidad de los tres barcos es ahora superior a 7 nudos y las millas hacia nuestro destino desparecen rápidamente bajo nuestra proa.

El Altair nos adelanta por estribor, haciendo un último esfuerzo por llegar a puerto antes de que le alcance el grueso de la borrasca. Luego le vemos desaparecer junto al Klein por debajo de una nube amenazadora y premonitoria. Nosotros no podemos avanzar más deprisa, así que nos preparamos para lo que venga por detrás.














Al norte de Islares comienza a soplar con fuerza otra vez el viento, con rachas de 25 nudos y comienza un aguacero que no nos dejará hasta llegar a Getxo. La velocidad del barco comienza a subir hasta los 8 nudos, luego 9 nudos y finalmente 10 nudos, con una máxima registrada de 10,41 nudos. La noche es cerrada, el aguacero se intensifica, las olas crecen y el viento arrecia hasta los 30 nudos, por lo que nos vemos obligados a aproarnos y arriar todo el trapo, para entrar a motor. Las luces de alcance del Altair nos han guiado todo este tramo, ayudándonos enormemente en la navegación nocturna. Ha sido todo un lujo, muchas gracias Mikel. Un par de mercantes que justo salen ahora de Bilbao nos recuerdan que no todo es diversión en el mar y que no debemos bajar la guardia, y es que en el fragor del chubasco nos hemos concentrado casi exclusivamente en luchar contra el viento y arriar las velas.











Poco a poco, en la oscuridad de esta noche lluviosa, vemos aparecer las luces familiares de Getxo-Kaia, que nos indican el camino hasta nuestro pantalán. Desafortunadamente nuestro periplo veraniego ha concluido y esta traca final ha sido como un saludo de despedida del Cantábrico, recordándonos que es él el que pone las reglas y marca los tiempos de nuestros viajes. Será un hasta pronto, puesto que este viaje sólo ha acrecentado nuestras ansias por seguir navegando.

Quiero agradecer desde aquí enormemente a Natxo, de Naútica Getxo y a Roberto, de Sotavento, por su confianza en nosotros para poder realizar esta travesía y por dotarnos de todo el equipo necesario para lograrlo.


 
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